viernes, 2 de julio de 2010

El belenestebanismo de la política mediática y frívola o el orgullo lenguaraz

Qué irónico es que precisamente por medio del lenguaje el ser humano pueda degradarse por debajo de lo que no tiene lenguaje!

Sören Kierkegaard (1813-1855) Literato y filósofo danés.

La célebre opinadora televisiva es capaz de ponerse a discutir y a tratar de imponer su criterio con el jurado que está analizando sus habilidades; y lo peor es que con el apoyo del público amodorrado termina doblegando el criterio de los especialistas. El poder de la palabra sin complejos y sin límites promueve una fascinación inexplicable en las mentes sencillas que admiran a quien es capaz de sobrepasar todos los límites de contención que obligan al común de los mortales.

La desvergüenza de la televisiva princesa del pueblo se soporta en su atrevimiento y su soberbia que le permiten algo muy difícil para casi todo el mundo: es incapaz de callarse en ninguna circunstancia, siempre dice la última palabra y no tiene ningún miedo al ridículo; no lo hace, sólo porque no está dispuesta a reconocerse en esa situación. Cualquier otra persona se moriría de retraimiento. Recordad, ella “mata por…

Si lo antedicho lo trasladamos a la verbena política castiza nos encontramos con una popular política que (no por no tener gente eficaz que le prepara guiones, conceptos y argumentos) da rienda suelta a su temperamento y a su personalidad, una mixtura de aristócrata y barriobajera; habla como antes lo hacían las mujeres en los mercados para hacerse un hueco entre los hombres cuando la igualdad era una quimera. La jefa dice más tacos por minuto que muchos camioneros o travestis de cabaret, pero eso también forma parte del encanto que le encuentran quienes le ríen las gracias y además le votan.

En este universo mediático, frívolo y elemental ambas serían intercambiables y no notaríamos la diferencia.

p.d. aprovechando que se celebran las fiestas del orgullo gay en chueca, animo a la televisiva lenguaraz y a la campechana chulapona a participar en la tradicional carrera de tacones. Ambas tienen sobradas dotes; la una, correteando por los platós; la otra, a zancadas por hoteles de países exóticos. ¡Tiemblen los travestis al paso de estas furias desatadas!

1 comentario:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

Pues debo decepcionarte yd ecirte q no acudieron ninguna... :(