jueves, 28 de julio de 2011

Democracia secuestrada, ciudadano (atrevido) en busca de partido que lo represente

Con la actual crisis, parece claro que el poder político ha hecho aún más si cabe dejadez de sus funciones en pro de la consolidación del poder de la gran banca financiera privada y de los multimillonarios fondos de inversión gestionados por ésta. Los llamados mercados financieros, son el brazo especulativo, con el que el poder económico chantajea a los gobiernos (vía su deuda soberana) exigiéndoles la aplicación de duros planes de ajuste que ninguno de nosotros hemos votado ni figuraba en los programas electorales de los partidos gobernantes.


Como hace pocos días señalaba el periodística iñaki gabilondo, vivimos en una dictadura: la dictadura del dinero y del “tanto tienes, tanto mandas”. Nuestra democracia se ha convertido en una veladura, una apariencia de sí misma que protege y ampara a los que realmente mandan.


Este estado de democracia secuestrada no es inevitable, tenemos alternativas. Conviene recordar cómo hemos llegado a este estado.


¿Por qué nos hemos endeudado tanto?
Por un lado, la deuda pública en España ha crecidoa consecuencia de la crisis y sus causantes, mediante un bucle especulativo propiciado por la gran banca y fondos de inversión; consecuencia, a su vez, de los rescates bancarios y de los rescates a países de nuestro entorno. Por otro, sistemáticamente, en las últimas legislaturas con gobiernos del partido popular y del partido socialista se ha optado por rebajar los impuestos favoreciendo a las clases más adineradas. Si defendemos el mantenimiento del estado del bienestar (salud, educación, prestaciones desempleo, etc.) y por el contrario reducimos los ingresos del estado, éste se vuelve deficitario y se ve obligado a pedir prestado. Casualmente este dinero lo prestan las entidades financieras y grandes fortunas que han generado ahorro gracias a la reducción de impuestos. No sólo pagan menos, además generan lucrativos intereses prestando al estado español.


La Unión Europea, ¿solución o problema?
Lejos de la unión política, que verdaderamente solucionaría muchos de los problemas actuales, la unión monetaria (el euro) no ha sido igualmente beneficiosa para todos. Unos, los estados centrales de la unión, se han visto favorecidos por un mercado único donde colocar sus productos con ventaja competitiva; otros, los estados periféricos, han visto desmantelada su industria y a cambio han tenido una avalancha de dinero barato con el que endeudarse y participar en la fiesta consumista europea. A tal fin, los estados miembros han delegado parte de su soberanía al gobierno de la unión, donde la capacidad de decisión de los ciudadanos está muy limitada, mientras que los lobbys del poder económico ejercen una adecuada presión y orientación en las políticas europeas.
Además, como miembros del euro, los estados han perdido su independencia para gestionar su política económica y la han entregado a un grupo de tecnócratas neoliberales (banco central europeo) que no han sido elegidos por los ciudadanos y que ni tan siquiera rinden cuentas ante el parlamento europeo. Estos tecnócratas, auto-investidos de asepsia económica e imparcialidad, toman decisiones cuyos costes se reparten de una manera desigual: favorecen a la clase dominante (bancos, fondos de inversión y “eje franco-alemán”) en detrimento de las políticas que amparan a la mayoría de los ciudadanos de la Unión Europea.


España, sin banca pública y sin empresas públicas, vapuleada por los mercados
Desde 1985 hasta el año 2000 en España se han privatizado un total de 117 empresas públicas. El proceso lo comenzó el partido socialista, pero lo continuó con alegría el partido popular. Se vendieron las empresas más rentables como repsol, gas natural, telefónica o argentaria, y se mantuvieron las empresas menos rentables y que no encontraban compradores. Además en muchos casos se malvendieron a través de procesos que incluían una valoración de los activos públicos muy inferior a la que deberían haber tenido, lo que suponía una transferencia automática de dinero desde el sistema público hacia la empresa privada.
La mayoría de las privatizaciones se hicieron para reducir el déficit y para de esa forma poder satisfacer los criterios de entrada a la Unión Europea. Los gobiernos sacrificaron ingresos futuros a cambio de ingresos actuales y sacrificaron herramientas de control de la economía. Herramientas que permitirían ahora capear mucho mejor el temporal de la crisis.
Basta imaginar si el inmenso poder que tienen los mercados y los bancos sería el mismo en caso de que el estado español dispusiese de una gran banca pública y de un entramado rentable de empresas públicas. Es obvio que su fortaleza le haría mucho más inaccesible a los ataques de los mercados, que ven en la debilidad del estado la oportunidad perfecta para explotar nuevas posibilidades de negocio. De hecho, si especulan contra Grecia, Portugal y España no es porque haya fuertes fundamentos económicos sino porque son elementos vulnerables en el espacio económico europeo.


A grandes males, más poder democrático y más control del poder económico
Las próximas elecciones nos brindan la oportunidad de dotarnos de representantes capaces y competentes, dado que el actual bipartidismo ni se lo plantea, con voluntad política de recuperar a la democracia de su secuestro y propiciar un cambio del modelo productivo:


· Hay que desarrollar una auténtica democracia participativa y prospectiva con máxima transparencia de las actuaciones públicas, un sistema electoral en el que el voto ciudadano valga igual en cualquier parte del país (sin barreras de entrada a nuevas formaciones políticas) y tolerancia cero con la corrupción.
· Cambio del modelo económico y productivo hacia una economía realmente sostenible que tenga por objetivo el bienestar, la equidad social y el consumo responsable. Para ello es preciso construir una verdadera banca pública que nos permita no sólo dirigir el cambio del modelo productivo sino también ejercer de contrapeso al excesivo poder económico de la banca comercial, conformar con todas las entidades rescatadas por el FROB un sistema financiero público que genere crédito a pymes y ciudadanos. Fomento de los empleos verdes y las actividades sectoriales emergentes, como las energías renovables, la rehabilitación de edificios, y la agricultura y ganadería ecológicas. Política clara de inversión en i+d+i evitando la fuga de cerebros. España forma excelentes investigadores, ¿por qué dejamos que su potencial se desarrolle en otros países?
· Recuperar los derechos laborales, malvendidos por la presión de los mercados, democratizar las empresas haciendo que rindan cuentas sobre su responsabilidad social y medioambiental; reorientar el trabajo haciéndolo compatible con el desarrollo integral de las personas, ganar tiempo de ocio para vivir de forma sostenible (romper el círculo de vivir para trabajar, trabajar para ganar y ganar para consumir); reducción progresiva de la jornada laboral/vida laboral, hasta cumplir todas las necesidades de empleo de la ciudadanía como medida efectiva de redistribución de la riqueza y del trabajo, garantizando un salario justo; cobertura plena de los desempleados mediante una renta básica de subsistencia mientras no tengan empleo, ligada a la obligatoriedad de formación y reconversión al nuevo modelo económico.
· Una reforma fiscal progresiva y adecuada a la consolidación del estado del bienestar, mediante acciones contundentes contra el fraude, la economía sumergida y la corrupción. Fiscalidad medioambiental: el que contamina, paga; reducción progresiva de imposición a pymes y autónomos, ligados al nuevo modelo económico; reducción progresiva de la imposición indirecta (IVA) y aumento progresivo de los tramos IRPF, para lograr objetivos de equidad social; eliminación de exenciones fiscales a la iglesia católica y prerrogativa de inmatriculación de bienes; recuperación de la competencia a nivel nacional del impuesto de sucesiones y donaciones, con un tramo exento; eliminación consensuada con la UE de las SICAV y mientras, endurecimiento de su sistema de tributación actual (las grandes fortunas que utilizan SICAVs tributan al 1%).
· Persecución de la fuga de capitales españoles a paraísos fiscales. Difusión del nombre de empresas y personas españolas presentes en paraísos fiscales, para poner en cuestión su reputación; prohibición de adjudicación de contratos públicos a empresas con presencia en paraísos fiscales; considerar como delito fiscal la negativa de cualquier entidad extranjera a informar a la hacienda pública española de las cuentas de contribuyentes españoles en paraísos fiscales; rechazo a aceptar como gasto deducible en el impuesto de sociedades cualquier transferencia o pago que directa o indirectamente vaya a un paraíso fiscal.
· Control de los mercados financieros, transparencia de las actividades bancarias. Subordinación del poder financiero al poder democrático; separación de actividades de inversión y especulativas: evitar la utilización de depósitos de los ahorradores para generación de operaciones especulativas y por el contrario favorecer el flujo de crédito a la economía productiva; exigencia de responsabilidades penales y patrimoniales a gestores financieros, agencias de calificación e instituciones de supervisión por la mala gestión del sistema financiero, desencadenante de la crisis.
· Más y mejor Europa. Instituciones europeas sujetas al control democrático de los ciudadanos de la Unión: elección directa del Gobierno de la Unión por los ciudadanos y no por negociación política entre los gobiernos de los países miembros. Reorientación de las políticas económicas y financieras de la Unión al mantenimiento y refuerzo del estado del bienestar y al desarrollo sostenible de todos los países miembros. Cierre de paraísos fiscales; mientras, instauración de un impuesto europeo (ligado al presupuesto de la Unión) que penalice con rigor los movimientos financieros con los paraísos fiscales. Establecimiento de impuestos que graven y limiten los movimientos especulativos de capital (90% de las transacciones financieras internacionales), promoviendo la economía productiva y la lucha contra el fraude fiscal.
· Cooperación mundial, ayuda al desarrollo. Cumplimiento de los objetivos de Desarrollo del Milenio y del Pacto de Estado contra la Pobreza, alcanzando en 2015 el 0,7% para ayuda oficial al desarrollo.


¿Qué fuerza política llevará a cabo esto?
¡Votante atrevido en busca de partido que lo represente!

jueves, 7 de julio de 2011

Crisis: falsas creencias y mentiras arriesgadas.

Con este artículo se pretende desenmascarar falsos dogmas en relación a la crisis, ampliamente divulgados por los medios sin más análisis que el ser mera transmisión del pensamiento único dominante.


Para ello me voy a permitir extractar parte del excelente trabajo realizado por los economistas franceses Philippe Askenazy, Thomas Coutrot, André Orléan y Henri Sterdyniak, publicado bajo el título de Manifiesto de economistas aterrorizados.


Europa, con su política para salvar al sistema financiero, se ha dejado atrapar en su propia trampa institucional: los Estados deben endeudarse con instituciones financieras privadas que obtiene activos líquidos a bajo precio del Banco Central Europeo. Por consiguiente, los mercados tienen la llave de la financiación de los Estados. En este marco, la ausencia de solidaridad europea suscita la especulación, tanto más cuanto que las agencias de calificación juegan a acentuar la desconfianza y por tanto a disparar los diferenciales a pagar según qué país emita deuda.


El software neoliberal siempre es el único que se reconoce como legítimo, a pesar de sus patentes fracasos. Basado en la hipótesis de la eficiencia de los mercados financieros, recomienda reducir los gastos públicos, privatizar los servicios públicos, flexibilizar el mercado del trabajo, liberalizar el comercio, los servicios financieros y los mercados de capital, aumentar la competencia en todos los campos y en todas partes…


Como economistas nos aterroriza ver que estas políticas siguen estando a la orden del día y que sus fundamentos teóricos no se han puesto en tela de juicio, hay que interrogar estas falsas evidencias y mostrar la pluralidad de las opciones posibles en materia de política económica. Otras opciones son posibles y deseables.


A continuación voy a detallar de formar crítica los “diez mandamientos” que los poderes públicos en toda Europa aplican como dogma de fé a pesar de las nefastas consecuencias que están acarreando a la mayoría de los ciudadanos europeos. A estas falsas evidencias que inspiran unas medidas injustas e ineficaces vamos a oponer veintidós propuestas para su debate a modo de alternativa...


FALSO PRIMER MANDAMIENTO: LOS MERCADOS FINACIEROS SON EFICIENTES


El capitalismo de nuestros días está regido por el incuestionable predominio de los mercados financieros en el funcionamiento de la economía. Según este dogma es importante desarrollar los mercados financieros, hacer que puedan funcionar lo más libremente posible porque constituyen el único mecanismo de asignación eficaz del capital.


La crisis se interpreta no como un resultado inevitable de la lógica de los mercados desregulados sino como el efecto de la deshonestidad e irresponsabilidad de algunos actores financieros mal vigilados por los poderes públicos.


Sin embargo, la crisis se ha encargado de demostrar que los mercados no son eficientes y que no permiten una asignación eficaz del capital. La teoría de la eficiencia reposa sobre la idea de que los inversores buscan y encuentran la información más fiable posible sobre el valor de los proyectos que compiten para encontrar una financiación. Pero la crisis vino a confirmar que la competencia financiera no produce necesariamente precios justos. Peor: con frecuencia la competencia financiera es desestabilizante y lleva a unas evoluciones de precios excesivas e irracionales, las burbujas financieras: incremento especulativo y acumulativo de los precios que se retroalimenta asimismo. Las expectativas de incremento de valor de los productos financieros hacen que nuevos inversores entren en el juego, atizados por los traders de los bancos de inversión ansiosos por incrementar sus bonus multimillonarios.


Por consiguiente, el lugar preponderante ocupado por los mercados financieros no puede llevar a eficacia alguna. Es más, es una fuente permanente de inestabilidad. Para reducir la ineficiencia e inestabilidad de los mercados financieros se sugieren cuatro medidas:


1: delimitar estrictamente los mercados financieros y las actividades de los traders financieros, prohibir a los bancos especular por su propia cuenta para evitar la propagación de las burbujas y de las quiebras;
2: Reducir la liquidez y la especulación desestabilizadora por medio de controles sobre los movimientos de capitales y establecer tasas sobre las transacciones financieras;
3: limitar las transacciones financieras a las que respondan a las necesidades de la economía real.
4: limitar la remuneración de los traders de una manera eficaz


FALSO SEGUNDO MANDAMIENTO: LOS MERCADOS FINANCIEROS SON FAVORABLES AL CRECIMIENTO ECONÓMICO.


La globalización a puesta a la finanzas en la cima del poder al centralizar y unificar la propiedad capitalista a escala mundial.


El ROE (Return on Equity, o rendimiento de los capitales propios) de 15% a 25% es en adelante la norma que impone el poder de las finanzas a las empresas y a los asalariados. La liquidez es el instrumento de este poder que permite en cualquier momento a los capitales no satisfechos ir a buscar a otra parte. Por un lado las exigencias de rentabilidad inhiben fuertemente la inversión: cuanto más elevada es la rentabilidad demandada más difícil es encontrar proyectos suficientemente eficientes para satisfacerla. Por otra parte, estas exigencias provocan una constante presión a la baja sobre los salarios y el poder adquisitivo, lo que no es favorable a la demanda. La ralentización simultánea de la inversión y del consumo lleva a un crecimiento débil y a un paro endémico.


Para remediar los efectos negativos sobre la actividad económicas se proponen tres medidas:


5: reforzar significativamente los contra-poderes en las empresas para obligar a las direcciones a tener en cuenta los intereses del conjunto de las partes interesadas,
6: aumentar fuertemente los impuestos a los ingresos muy altos para disuadir la carrera por los rendimientos insostenibles,
7: reducir la dependencia de las empresas en relación a los mercados financieros desarrollando una política pública del crédito (tasas preferenciales para las actividades prioritarias en el plano social y medioambiental).


FALSO TERCER MANDAMIENTO: LOS MERCADOS SON BUENOS JUECES DE LA SOLVENCIA DE LOS ESTADOS.


Según los defensores de la eficiencia de los mercados financieros, los operadores de mercado tendrían en cuenta la situación objetiva de las finanzas públicas para evaluar el riesgo de suscribir un préstamo de Estado.


Sin embargo, la evaluación financiera no es neutra: afecta al objeto medido, compromete y construye el futuro que ella imagina. Así, las agencias de calificación financieras contribuyen en mucho a determinar las tasas de interés en los mercados de obligaciones atribuyendo unas notas cargadas de una gran subjetividad, incluso de una voluntad de alimentar la inestabilidad, fuente de beneficios especulativos. Cuando degradan la calificación de un Estado aumentan la tasa de interés exigida por los actores financieros para adquirir los títulos de la deuda pública de este Estado y aumentan con ello el riesgo de quiebra que ellas han anunciado.


Para reducir la influencia de la psicología de los mercados sobre la financiación de los estados, se propone debatir dos medidas:


8: no se debe autorizar a las agencias de calificación financiera a pesar arbitrariamente en las tasas de interés de los mercados de obligaciones degradando la calificación de un Estado: su actividad se debería reglamentar exigiendo que esta nota resulte de un cálculo económico transparente.
8 bis: liberar a los Estados de la amenaza de los mercados financieros garantizando que el Banco Central Europeo (BCE) compra los títulos púbicos.


FALSO CUARTO MANDAMIENTO: LA SUBIDA ESPECTACULAR DE LAS DEUDAS PÚBLICAS ES EL RESULTADO DE UN EXCESO DE GASTOS.


El aumento de la deuda pública tanto en la mayoría de los países europeos fue primero moderada y anterior a esta recesión: proviene en gran parte no de una tendencia a la subida de los gastos públicos sino del desmoronamiento de los ingresos públicos debido a la debilidad del crecimiento económico en el periodo y a la contrarrevolución fiscal (políticas neoliberales) que han llevado a cabo la mayoría de los gobiernos desde hace veinticinco años. A más largo plazo la contrarrevolución fiscal ha alimentado continuamente el hinchamiento de la deuda de una recesión a otra. A falta de una armonización fiscal, los Estados europeos se han entregado a la competencia fiscal, bajando los impuestos a las sociedades, los altos ingresos y los patrimonios.


Para restaurar un debate público informado sobre el origen de la deuda y, por lo tanto, de los medios de remediarla, se propone debatir la siguiente propuesta:


9: realizar una auditoría pública de las deudas públicas para determinar su origen y conocer la identidad de los principales poseedores de títulos de la deuda y los montantes que poseen.

FALSO QUINTO MANDAMIENTO: HAY QUE REDUCIR LOS GASTOS PARA REDUCIR LA DEUDA PÚBLICA.


Aunque el aumento de la deuda pública resultara en parte de un aumento de los gastos públicos, cortar en estos gastos no contribuiría necesariamente a la solución porque la dinámica de la deuda pública depende de varios factores: el nivel de los déficits primarios, pero también de la diferencia entre la tasa de interés y la tasa de crecimiento nominal de la economía.


Y es que si este último es más débil que la tasa de interés la deuda va a crecer mecánicamente debido al “efecto bola de nieve”: explota el importe de los intereses y también el déficit total (incluidos los intereses de la deuda): véase el ejemplo de Grecia.


Pero la propia tasa de crecimiento no es independiente de los gastos públicos: a corto plazo la existencia de gastos públicos estables limita la magnitud de las recesiones (“estabilizadores automáticos”); a largo plazo las inversiones y gastos públicos (educación, sanidad, investigación, infraestructuras…) estimulan el crecimiento.


Es falso afirmar que todo déficit público crece tanto como la deuda pública o que toda reducción del déficit permite reducir la deuda. Si la reducción de los déficit compromete la actividad económica la deuda aumentará aún más.


Para evitar que el restablecimiento de las finanzas públicas provoque un desastre social y político se propone debatir dos medidas:


10: mantener el nivel de las protecciones sociales, incluso mejorarlas (subsidio de desempleo, vivienda…);
11: aumentar el esfuerzo presupuestario en materia de educación, de investigación, de inversión en reconversión ecológica… para establecer las condiciones de un crecimiento sostenible que permita un fuerte descenso del paro.


FALSO SEXTO MANDAMIENTO: LA DEUDA PÚBLICA TRASLADA EL PRECIO DE NUESTROS EXCESOS A NUESTROS NIETOS.


La afirmación de que la deuda pública sería una transferencia de riqueza en detrimento de las generaciones futuras es otra afirmación falsa que confunde: la deuda pública es un mecanismo de transferencia de riquezas, pero es sobre todo de los contribuyentes ordinarios hacia los rentistas.
Las políticas fiscales neoliberales de reducción de impuestos han obligado a las administraciones públicas a endeudarse con los mercados financieros para financiar los déficits así creados. Es lo que se podría llamar “el efecto jackpot”: con el dinero ahorrado de sus impuestos los ricos han podido adquirir títulos (portadores de interés) de la deuda pública emitida para financiar los déficits públicos provocados por la reducciones de los impuestos…


Por consiguiente, el aumento de la deuda pública en Europa o en Estados Unidos no es el resultado de políticas keynesianas expansionistas o de políticas sociales dispendiosas sino más bien de una política en favor de las capas privilegiadas: los “gastos fiscales” (bajadas de impuestos y de cotizaciones) aumentan los ingresos disponibles de quienes menos lo necesitan, los cuales gracias a ello pueden aumentar más sus inversiones, sobre todo en Deuda Pública, que son remunerados en intereses por medio del impuesto procedente de todos los contribuyentes. En resumen, se establece un mecanismo de redistribución al revés, desde las clases populares hacia las clases acomodadas, vía la deuda pública cuya contrapartida es siempre la renta privada.


Para rectificar de manera equitativa las finanzas públicas en Europa y en Francia proponemos debatir dos medidas:


12: volver a dar un carácter fuertemente redistributivo a la fiscalidad directa sobre los ingresos (supresión de los vacíos [fiscales], creación de nuevas series y aumento de las tasas del impuesto sobre la renta…)
13: suprimir las exoneraciones consentidas a las empresas que no tienen suficiente efecto sobre el empleo.


FALSO SEPTIMO MANDAMIENTO: HAY QUE ASEGURAR A LOS MERCADOS FINANCIEROS PARA PODER FINANCIAR LA DEUDA PÚBLICA


A nivel mundial el ascenso de las deudas públicas ha sido correlativo a la financiarización de la economía, a consecuencia de las políticas de los últimos treinta años de liberalización total de la circulación de los capitales.


En la UE la financiarización de la deuda pública se ha inscrito en los tratados: desde Maastricht los Bancos Centrales tienen prohibido financiar directamente a los Estados, que deben encontrar prestamistas en los mercados financieros. Se trata de someter a los Estados, que se supone que son por naturaleza demasiado dispendiosos, a la disciplina de los mercados financieros, que se supone que son eficientes y omniscientes por naturaleza.


Como resultado de esta elección doctrinaria, el Banco Central Europeo no tiene así derecho a suscribir directamente las emisiones de obligaciones públicas de los Estados europeos. Privados de la garantía de poder financiarse siempre en el Banco Central, los Estados europeos del sur han sido así víctimas de ataques especulativos. Para remediar el problema de la deuda pública se propone debatir dos medidas:


14: autorizar al Banco Central Europeo a financiar directamente a los Estados (o a imponer a los bancos comerciales suscribir la emisión de obligaciones públicas) a bajo interés, aflojando así el lastre con el que les traban los mercados financieros,
15: si fuera necesario, reestructurar la deuda pública, por ejemplo, limitando el servicio de la deuda pública a determinado tanto por ciento del PIB, y operando una discriminación entre los acreedores según el volumen de los títulos que poseen: los rentistas muy grandes (particulares o instituciones) deben aceptar un alargamiento sensible del perfil de la deuda, incluso anulaciones parciales o totales. También hay que volver a negociar las exorbitantes tasas de interés de los títulos emitidos por los países en dificultades desde la crisis.



FALSO OCTAVO MANDAMIENTO: LA UNIÓN EUROPEA DEFIENDE EL MODELO SOCIAL EUROPEO.


Coexisten dos visiones de Europa sin osar enfrentarse abiertamente. Para los socialdemócratas, Europa hubiera debido proponerse el objetivo de promover el modelo social europeo, fruto del compromiso social de la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, con su protección social, sus servicios públicos y sus políticas industriales. Europa hubiera debido construir una muralla defensiva frente a la globalización liberal, un medio de proteger, de hacer vivir y progresar este modelo. Europa hubiera debido defender una visión específica de la organización de la economía mundial, la globalización regulada por unas organizaciones de gobernanza mundial. Hubiera debido permitir a los países miembros mantener un nivel elevado de gastos públicos y de redistribución, protegiendo su capacidad de financiarlos por medio de la armonización de la fiscalidad sobre las personas, las empresas y los ingresos del capital.


Sin embargo, actualmente la visión dominante en Bruselas y en el seno de la mayoría de los gobiernos nacionales es la de una Europa liberal o neoliberal, cuyo objetivo es adaptar a las sociedades europeas a las exigencias de la globalización: la construcción europea es la ocasión de poner en tela de juicio el modelo social europeo y de desregular la economía. La preeminencia del derecho de la competencia sobre las reglamentaciones nacionales y sobre los derechos sociales en el Mercado Único permite introducir más competencia en los mercados de los productos y de los servicios, disminuir la importancia de los servicios públicos y organizar competitividad de los trabajadores europeos. La competencia social y fiscal permitió reducir los impuestos, sobre todo sobre los ingresos del capital y de las empresas (las “bases móviles”) y hacer presión sobre los gastos sociales.


La organización de la política macroeconómica (independencia del BCE frente a la política, Pacto de Estabilidad) está marcada por la desconfianza respecto a los gobiernos elegidos democráticamente. Se trata de privar a los países de toda autonomía en materia tanto de política monetaria como en materia presupuestaria... A nivel de la zona no se ha establecido ninguna política coyuntural común ni se ha definido ningún objetivo común en términos de crecimiento o de empleo.


Para que Europa promueva verdaderamente un modelo social europeo se proponen dos medidas:


16: poner en tela de juicio la libre circulación de los capitales y de las mercancías entre la UE y el resto del mundo negociando si fuera necesario acuerdos multilaterales o bilaterales,
17: en vez de la política de competencia, convertir a “la armonización en el progreso” en el hilo director de la construcción europea. Establecer unos objetivos comunes de alcance constringente tanto en materia de progreso social como en materia macroeconómica.


FALSO NOVENO MANDAMIENTO: EL EURO ES UN ESCUDO CONTRA LA CRISIS


El euro debería haber sido un factor de protección contra la crisis financiera mundial. Después de todo, la supresión de toda incertidumbre sobre las tasas de cambio entre las monedas europeas eliminó un factor fundamental de inestabilidad. Sin embargo, no ha habido nada de eso: Europa se ha visto afectada más duramente y de forma duradera por la crisis que el resto del mundo. Esto se debe a las propias modalidades de construcción de la unión monetaria.


Desde 1999 la zona euro conoció un crecimiento relativamente mediocre y un aumento de las divergencias entre los Estados miembro en términos de crecimiento, de inflación, de paro y de desequilibrios exteriores. El marco de política económica de la zona euro, que tiende a imponer a unos países en situaciones diferentes unas políticas macroeconómicas parecidas, ha ampliado las disparidades de crecimiento entre los Estados miembro. En la mayoría de los países, en particular los más grandes, la introducción del euro no ha provocado la prometida aceleración del crecimiento. Para otros, hubo crecimiento pero a costa de desequilibrios difícilmente sostenibles. La rigidez monetaria y presupuestaria, reforzada por el euro, ha permitido hacer caer todo el peso de los ajustes sobre el trabajo. Se ha promovido la flexibilidad y la austeridad salarial, aumentado las desigualdades.


Esta carrera a la baja social la ha ganado Alemania, que ha sabido liberar importantes superávits comerciales en detrimento de sus vecinos y, sobre todo, de sus propios asalariados, imponiéndose una bajada del coste del trabajo y de las prestaciones sociales, lo que le ha conferido una ventaja comercial en relación a sus vecinos que no han podido tratar tan duramente a sus trabajadores. Los excedentes comerciales alemanes pesan sobre el crecimiento de los demás países. Los déficits presupuestarios y comerciales de unos sólo son la contrapartida de los excedentes de los demás…


Aunque la crisis económica partió de Estados Unidos, éste ha tratado de establecer una política real de reactivación presupuestaria y monetaria al tiempo que iniciaba un movimiento de desregulación financiera. Europa, por el contrario, no ha sabido emprender una política suficientemente reactiva. De 2007 a 2010 el impulso presupuestario ha sido del orden de 1,6 puntos de PIB en la zona euro, de 3,2 puntos en Reino Unido y de 4,2 puntos en Estados Unidos. La pérdida de producción debida a la crisis ha sido claramente más fuerte en la zona euro que en Estados Unidos. En la zona se ha sufrido más el aumento del déficits que el resultado de una política activa.


Al mismo tiempo, las instancias europeas han seguido reclamando unas políticas salariales restrictivas y que se replanteen los sistemas públicos de jubilación y de sanidad, con el riesgo evidente de hundir al continente en la depresión y de aumentar las tensiones entre los países. Esta ausencia de coordinación y, más fundamentalmente, la ausencia de un verdadero presupuesto europeo que permita una solidaridad efectiva entre los Estados miembro han incitado a los operadores financieros a desviarse del euro, incluso a especular abiertamente contra él.


Para que el euro pueda proteger realmente a los ciudadanos europeos de la crisis se proponen a debate tres medidas:


18: garantizar una verdadera coordinación de las políticas macroeconómicas y una reducción concertada de los desequilibrios comerciales entre los países europeos,
19: compensar los desequilibrios de pago en Europa por medio de un Banco de Pagos (que organice los préstamos entre los países europeos),
20: si la crisis del euro lleva a su desintegración establecer un régimen monetario intraeuropeo que organice la reabsorción de los desequilibrios de los balances comerciales en el seno de Europa.


FALSO DECIMO MANDAMIENTO: LA CRISIS GRIEGA HA PERMITIDO FINALMENTE AVANZAR HACIA UN GOBIERNO ECONÓMICO Y UNA VERDADERA SOLIDARIDAD EUROPEA


A partir de mediados de 2009 los mercados financieros empezaron a contar con las deudas de los países europeos: los especuladores han percibido los fallos de la organización de la zona euro. Mientras que los gobiernos de los demás países desarrollados siempre pueden ser financiados por su Banco Central, los países de la zona euro han renunciado a esta posibilidad y dependen totalmente de los mercados financieros para sus déficits. Por ello se ha podido desencadena la especulación sobre los países más frágiles de la zona: Grecia, España e Irlanda.


Las instancias europeas y los gobiernos han tardado en reaccionar al no querer dar la impresión de que los países miembro tenían derecho a un apoyo ilimitado de sus socios y querer sancionar a Grecia, culpable de haber ocultado (con ayuda de Goldman Sachs) la magnitud de sus déficits. Con todo, en mayo de 2010 el BCE y los países miembros tuvieron que crear urgentemente un Fondo de Estabilización para indicar a los mercados que aportarían este apoyo sin límites a los países amenazados. En contrapartida estos han tenido que anunciar unos programas de austeridad presupuestaria sin precedentes que los van a condenar a un retroceso de la actividad a corto plazo y a un largo periodo de recesión. Bajo la presión del FMI y de la Comisión Europea Grecia debe privatizar sus servicios públicos y España flexibilizar su mercado laboral. Del mismo modo, Francia y Alemania, que no están afectadas por la especulación, han anunciado medidas restrictivas.


La crisis griega permite hacer olvidar los orígenes de la crisis financiera. Quienes han aceptado apoyar financieramente a los países del sur quieren imponer en contrapartida un Pacto de Estabilidad. La Comisión Europea y Alemania quieren imponer a todos los países miembros que inscriban en su Constitución el objetivo del presupuesto equilibrado, hacer que unos comités de expertos independientes vigilen la política presupuestaria. La Comisión quiere imponer a los países una larga cura de austeridad para volver a una deuda pública inferior al 60% del PIB. Si hay un avance hacia un gobierno económico es hacia un gobierno que en vez de aflojar el torno de las finanzas va a imponer la austeridad y profundizar las “reformas” estructurales en detrimento de las solidaridades sociales en cada país y entre los países.


La crisis ofrece a las elites financieras y a las tecnocracias europeas la tentación de establecer la “estrategia del choque” aprovechando la crisis para radicalizar la agenda neoliberal. Pero esta política tiene pocas posibilidades de éxito:


- La disminución de los gastos públicos va a comprometer el esfuerzo necesario a escala europea para mantener los gastos del futuro (investigación, educación, política familiar), para ayudar a la industria europea a mantenerse y a invertir en los sectores del futuro (economía verde).


- La crisis va a permitir imponer fuertes reducciones de los gastos sociales, objetivo incansablemente buscado por los paladines del neoliberalismo, a riesgo de comprometer la cohesión social, de reducir la demanda efectiva, de empujar a los hogares a ahorrar para su jubilación y su salud en las instituciones financieras, responsables de la crisis.


- Los gobiernos y las instancias europeas se niegan a organizar la armonización fiscal que permitiría la subida necesaria de los impuestos en el sector financiero, en los patrimonios importantes y en los ingresos altos.Los países europeos instauran duraderamente unas políticas presupuestarias restrictivas que van a pesar enormemente sobre el crecimiento. Van a descender las recaudaciones fiscales. Los sueldos públicos apenas mejorarán, las ratios de deuda se degradarán, no se tranquilizará a los mercados.


Para avanzar hacia un verdadero gobierno económico y una solidaridad europea proponemos se proponen dos medidas:


21: desarrollar una fiscalidad europea y un verdadero presupuesto europeo para ayudar a la convergencia de las economías y tender a una igualación de las condiciones de acceso a los servicios públicos y sociales en los diversos Estados miembro sobre la base de las mejores prácticas.
22: lanzar un vasto plan europeo, financiado por suscripción pública a tasas de interés débil pero garantizado y/o por medio de creación monetaria del BCE para emprender la reconversión ecológica de la economía europea.


CONCLUSIÓN
DEBATIR LA POLÍTICA ECONÓMICA, TRAZAR CAMINOS PARA REFUNDAR LA UNIÓN EUROPEA


Desde hace tres décadas Europa se ha construido sobre una base tecnocrática que excluye a las poblaciones del debate de política económica. Se debe abandonar la doctrina neoliberal que descansa sobre la hipótesis hoy indefendible de la eficiencia de los mercados financieros. Hay que volver a abrir el espacio de las políticas posibles y debatir propuestas alternativas y coherentes que limiten el poder de las finanzas y organicen la armonización en el progreso de los sistemas económicos y sociales europeos. Esto supone la puesta en común de importantes recursos presupuestarios, obtenidos por medio del desarrollo de una fiscalidad europea fuertemente redistributiva. También hay que liberar a los mercados del cerco de los mercados financieros. Solamente así el proyecto de construcción europea podrá esperar recuperar una legitimidad popular y democrática de la que hoy carece.


Evidentemente, no es realista esperar que 27 países decidan al mismo tiempo operar semejante ruptura en el método y los objetivos de la construcción europea. La Comunidad Económica Europea comenzó con seis países: también la refundación de la Unión Europea pasará al principio por un acuerdo entre algunos países deseosos de explorar unas vías alternativas. A medida que se hagan evidentes las consecuencias desastrosas de las políticas adoptadas hoy, aumentará por toda Europa el debate sobre las alternativas. Luchas sociales y cambios políticos intervendrán a ritmo diferente según los países. Unos gobiernos nacionales tomarán decisiones innovadoras. Quienes lo deseen deberán adoptar unas cooperaciones reforzadas para adoptar medidas audaces en materia de regulación financiera, de política fiscal o social. Por medio de unas propuestas concretas tenderán la mano a los demás pueblos para que se unan al movimiento.


Por ello nos parece importante esbozar y debatir ahora las grandes líneas de políticas económicas alternativas que harán posible esta refundación de la construcción europea.


Philippe Askenazy (CNRS, Ecole d’économie de Paris), Thomas Coutrot (Conseil scientifique d’Attac), André Orléan (CNRS, EHESS), Henri Sterdyniak (OFCE)

miércoles, 15 de junio de 2011

No al pacto del Euro, Sí a la Europa de los ciudadanos

En los próximos días los Gobiernos de la Unión Europea va a aprobar un conjunto de medidas, denominado Pacto del Euro, para combatir la crisis y el problema de la deuda soberana.



Este pacto es suma y sigue al recorte de derechos ciudadanos al que han obligado a practicar a los países periféricos del euro (Grecia, Irlanda, Portugal, España…) y marca las líneas maestras de las políticas económicas coordinadas que los gobiernos europeos van a aplicar en los próximos años.



En primer lugar, el pacto establece un sistema permanente de revisión de las pensiones según la esperanza de vida. En otras palabras: aumento gradual de la edad de jubilación (vamos por los 67) y la reducción de la cuantía de las pensiones al ampliarse el número de años para su cómputo (en España hemos pasado de los 15 últimos años de cotización a los 25).



Otra de las propuestas, contradictoria en si misma, es reducir las cotizaciones a la Seguridad Social, como reclaman los empresarios. Si, como en el caso de España, las cotizaciones sirven para pagar nuestra jubilación y las reducimos, ¿de dónde va a salir el dinero?




Si para mantener el estado del bienestar; es decir, los derechos sociales de todos los ciudadanos, la Unión Europea debe ingresar más dinero, que persigan el fraude fiscal, graven las transacciones especulativas, luchen contra los paraísos fiscales y, de paso, exijan responsabilidades a quienes han provocado la actual crisis con sus prácticas económicas temerarias. Pero claro, resulta mucho más sencillo hacer pagar la crisis a los ciudadanos/asalariados/contribuyentes que a los poderes económicos que controlan la política.



La reforma del mercado de trabajo está por convertirse en la canción del verano. Los empresarios la cantan sin parar: “hay que profundizar en la reformas, flexibilizar, aumentar competitividad… En España, presionada por eso que se viene en llamar “los mercados” (todos sabemos quiénes son) vamos por la enésima reforma. Con la primera se ha abaratado el despido, pero ni ha creado empleo ni ha convertido el temporal en indefinido, y con la actual se ha puesto a los trabajadores al libre albedrío de las empresas. A partir de ahora los convenios de empresa prevalecen sobre los sectoriales. La empresa podrá negociar/imponer condiciones laborales por debajo de los mínimos que hasta ahora marcaban los convenios sectoriales. Con la actual crisis basta con la amenaza de despidos para que los representantes de los trabajadores en cada empresa renuncien a derechos con tal de no perder el empleo.




Otra vuelta de tuerca es que los salarios no van a estar ligados a los precios, a la subida del IPC, sino a la productividad. Si la empresa va mal, los trabajadores se bajan el sueldo, y si va bien se aprovecha que hay beneficio para reducir costes/aumentar productividad (prejubilaciones y despidos) y repartir un suculento bonus entre sus directivos.



En otro orden de cosas, como hay que ingresar más, la UE propone a sus Estados miembros que suban el IVA. Este impuesto es el más regresivo e injusto del sistema impositivo: es un impuesto indirecto que grava por igual al parado y al multimillonario, al mileurista y al que ingresa un millón, ya que se aplica sobre todos los productos que adquirimos. En España hemos pasado del 15 al 18%, y es probable que la tendencia siga en el futuro.



La política fiscal, para ser justa y equitativa, debe ser progresiva: pagar más el que más tiene (los impuestos directos: IRPF y Patrimonio); esto obviamente no es del agrado de las grandes fortunas, que siempre aplican el chantaje de llevarse su dinero a otros países (¿quién no tiene una cuenta en un paraíso fiscal?). Sin olvidarnos de que pague más quien más contamina, mediante una adecuada política de ecotasas.



Parafraseando al maestro José Luis Sampedro propongo en vez de productividad, vitalidad; en vez de competitividad, cooperación, y frente a esa innovación que consiste en inventar cosas para venderlas, creación.



Por una Europa de los ciudadanos y no de los mercaderes.

lunes, 23 de mayo de 2011

La perversión del sistema electoral español

Si alguien tiene alguna duda de que el sistema electoral favorece el bipartidismo (y por ende la corrupción, al alternarse cíclicamente en el poder); veamos como ejemplo, en la Comunidad de Madrid lo que cuesta (en número de votos) cada escaño a cada diferente partido político. Las cifras son elocuentes:
Votos por partidos en Madrid
Partido Escaños votos-% Nº votos/escaño
PP 72 1.543.774-51,74% 21.441
PSOE 36 782.759-26,23% 21.743
IU 13 286.821-9,61% 22.063
UPD 8 187.865-6,3% 23.483


Para que IU, UPD consigan un escaño, necesitan de media 1.500-2.000 votos más que el mismo escaño adjudicado a PP ó PSOE. Claramente no todos los votos valen igual y los ciudadanos no estamos igualmente representados


Os invito a que hagáis un ejercicio similar en el resto de comunidades autónomas.


REFORMA ELECTORAL YA!. Cada ciudadano un voto y con igual representatividad.

sábado, 21 de mayo de 2011

reflexionando con indignación


(este artículo debió ser publicado el 21/05/2011, fue imposible por error de actualización en blogspot)


Cientos de miles de ciudadanos nos hemos concentrado en las plazas de toda España y muchos países del mundo INDIGNADOS con la clase política que no nos representa. Para los medios oficiales somos unos manifestantes ilegales para otros (los menos) insurgentes.


Indignado, con esta democracia aparente, narcotizada y secuestrada.
iNdignado, con este bipartidismo corrupto que se alterna en el poder para mantener sus prebendas.
inDignado, porque la crisis la pagamos los ciudadanos y no los especuladores que la provocaron.
indIgnado, porque nuestro voto no vale igual según al partido y lugar de España en que votes.
indiGnado, con la corrupción galopante del bipartidismo y que pretenden auto exculparse en las urnas.
indigNado, porque nuestra política económica y social la marca los mercados financieros.
indignAdo, porque toda una generación de jóvenes preparados y cualificados tienen empleos basura o no tienen ninguno.
indignaDo, porque a los mayores de 50 se les echa a la calle despreciando su experiencia y capacitación.
indignadO, porque el Sr. Z y el Sr. R son unos políticos nefastos y sus estructuras de partido más.
Que Z y R reflexionen, yo NO LES VOTO pero SI VOY A VOTAR.
Voy a votar a quienes defienden una REFORMA ELECTORAL para transformar este sistema corrupto, hay pequeños partidos de toda ideología que lo propugnan.
No regales tu indiferencia al bipartidismos corrupto, VOTA

jueves, 19 de mayo de 2011

VOTO EN BLANCO para construir una democracia real.



Una gran mayoría de ciudadanos españoles estamos descontentos con el actual modo en que los políticos están conduciendo nuestra democracia.


Nuestra democracia parlamentaria, alumbrada con claroscuros tras la dictadura, ha devenido en un bipartidismo perfecto en que el que dos principales se reparten el poder, actúan a sus anchas (con la connivencia del poder económico) y a los ciudadanos únicamente se nos llama a las urnas cada cuatro años para validar el status quo.


La actual crisis económica ha precipitado la descomposición del sistema y una marea de ciudadanos exige otra forma de hacer política y democracia real, no aparente.


Para que el sistema se pueda transformar, hay que hacerlo desde dentro, con los propios instrumentos que el ordenamiento jurídico permite; esto es, mediante el voto.


Es claro que quienes pueden hacerlo, los partidos mayoritarios, no van a hacerlo: se encuentran muy cómodos con su sistema actual de prebendas.


Sin embargo, una mayoría incuestionable de ciudadanos con el poder de las urnas puede obligarles a transformar el sistema: esto se puede lograr con el voto en blanco.


El votar en blanco significa que aceptamos la democracia y consideramos que el sufragio universal es un logro de la civilización y la libertad, pero rechazamos de manera activa los programas electorales, los partidos políticos, los candidatos, la corrupción y el abuso de poder que todos ellos están haciendo degradando y degenerando nuestra democracia.


El voto en blanco es una abstención activa voluntaria y, por lo demás, legítima. Es un voto que se emite desde una concepción de cumplimiento de un deber ciudadano, es un voto que se emite desde la no preferencia (y hasta desde el rechazo) por las opciones electorales concurrentes. Forma parte, además, del voto válido o válidamente emitido de conformidad con la ley electoral, y, por consiguiente, tiene que ser incluido cuando se calculan porcentajes sobre el voto válido.


El voto en blanco nunca va para el partido mayoritario; tanto es así que si el voto en blanco obtiene la mayoría de votos emitidos podría obligar a repetir las elecciones o iniciar un proceso constituyente de transformación del sistema político.


Para ejercer el voto en blanco y no equivocarse, hay que proceder como se indica en artículo 96 en su punto 5 de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de Junio, del Régimen Electoral General:


"Se considera voto en blanco, pero válido, el sobre que no contenga papeleta y, además, en las elecciones para el Senado, las papeletas que no contengan indicación a favor de ninguno de los candidatos."

miércoles, 18 de mayo de 2011

MOVIMIENTO - 15M

Miles de ciudadanos se concentran indignados en las principales ciudades españoles exigiendo libertad para decidir y tener un futuro propio que les ha sido robado:


"Yo no tengo nada que perder porque no tengo nada. Y por eso reclamo una sociedad más justa sin políticos corruptos que seguirán arrasando en las elecciones y están llenándose los bolsillos a costa de nuestro sudor", exige un joven licenciado en Historia harto de enviar currículos.


"¿De qué me sirve a mí dos carreras, un máster y un perfecto inglés y francés, si nadie me ha ofrecido todavía el primer trabajo de mi vida?", clama una joven licenciada que se niega a votar al bipartidismo polarizado.


He trabajado como un imbécil durante años para tener una casa que sé que el banco me la quitará dentro de poco. Lo peor de todo es que no sé cómo voy a alimentar a mis hijos. Por eso quiero crear alternativas. Porque no confío en ningún político actual", clama un obrero de la construcción excedentario de la época dorada del ladrillazo.


Me pasé años estudiando una oposición, me han bajado el sueldo un 5%, me han quitado una paga extra y encima dicen que no pegamos un palo al agua”, dice un funcionario indignado.


Tengo 3 minutos para atender a un paciente y si le mando una prueba especial, tienen turnos de espera de meses”, dice un médico desbordado.


“Cada día está todo más caro y me han congelado mi pensión mínima, encima dicen que nos quieren cobrar las medicinas”, dice una indignada pensionista.


Los ciudadanos indignados, a los que me sumo, constituyen un movimiento pacífico que no representa a partido político ni asociación alguna, al tiempo que exige una sociedad nueva en la que se defienda la dignidad humana frente a los intereses económicos.


Queremos una democracia permanente, y no solo de voto, que no esté secuestrada por el bipartidismo dominante.