viernes, 4 de marzo de 2011

neoliberalismo; no, gracias.

A día de hoy casi todos tenemos claro que el origen y continuidad de la crisis económica mundial son las políticas neoconservadoras que han estado tan en boga en las últimas décadas y que dominan actualmente en la escena económicas internacional.

Desde reagan y thatcher, desde bush, desde pinochet, menen y uribe hasta nuestros europeos blair, aznar, merkel, sarkozy o berlusconi: todos ellos tienen en común la misma filosofía de vida.

La crisis del sistema financiero internacional ha sido consecuencia de un proceso de concentración y centralización de capital a nivel mundial propiciado por las políticas neoliberales que defienden el máximo beneficio económico a cualquier precio. Si unos pocos ganan, otros muchos tienen que perder para que el sistema se equilibre.

Perdemos en educación; para el neoliberalismo la educación no es un derecho y principio básico que propicie una sociedad culta e informada. Es una simple inversión más para obtener trabajadores tecnológicamente cualificados pero acríticos; relegando de la educación los aspectos humanísticos, éticos y sociales.

Perdemos en derechos sociales; todo aquello que no procura un beneficio económico es un coste y por tanto debe ser reducido o eliminado: el gasto social es despilfarro, la cultura es despilfarro, la extensión de derechos civiles a colectivos marginados es despilfarro… pero el trasvase de dinero público al sector financiero para salvarlo de la quiebra (que ellos mismos han provocado) es inversión.

Perdemos en derechos laborales; se propugna la liberalización total del mercado de trabajo para que, una vez anulado el control estatal y sindical, los asalariados no tengan capacidad de reacción: trabaja más, cobra menos y más años hasta que te reemplacen.
Esta ideología neoliberal por mucho que se disfrace de defensora de la libertad individual; no es más que una suerte de autoritarismo: la dictadura del mercado.

Este estado de cosas sería imposible con una sociedad culta y bien informada. Los defensores del neoliberalismo pretenden una sociedad aletargada, desinformada, adocenada y sumisa sin capacidad crítica e incapaz de levantar la voz contra este abuso, despotismo y corrupción.

Que no nos engañen, permanezcamos vigilantes y exijamos a nuestros políticos la defensa de los Derechos Humanos y de los valores democráticos.