lunes, 7 de diciembre de 2009

Los derechos fundamentales son inalienables


Conviene recordar a los suizos, a propósito del referéndum que celebraron hace unos días (por el que acordaron incluir en su constitución la prohibición de erigir minaretes en las nuevas mezquitas que se construyan); que una sociedad democrática avanzada, una vez que ha alcanzado un altísimo nivel de derechos fundamentales, no puede ni debe cercenarlos.

Confundir islamismo con yihadismo, judaísmo con sionismo o incluso cristianismo con integrismo inquisitorial son síntomas claros de xenofobia e incultura. Las sociedades democráticas tienen elementos jurídicos suficientes para luchar contra el terrorismo sin tener que menoscabar el derecho fundamental a la libertad de religión.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, suscrita por la mayoría de países democráticos, establece en su art. 18:

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

En no pocos países europeos, incluida España, individuos extremistas aclamaron vehementemente la iniciativa suiza. ¿Qué opinarían esos mismos si lo que se hubiera prohibido fuera el realizar procesiones católicas por las calles y erigir campanarios?

2 comentarios:

Alejandro Marcos Ortega dijo...

Entonces nos llamarían rojos y ateos...

Anónimo dijo...

Pues si en España los ateos somos los únicos que defendemos la libertad de religión para todos los credos y confesiones ¡vamos apañados!